EL ROL DE LA LOGÍSTICA EN LA PRODUCCIÓN Y EL COMERCIO
Las estrategias de competitividad en los países de América Latina y el Caribe, se han focalizado frecuentemente en la apertura de nuevos mercados, reducción de aranceles y en la facilitación de los procesos aduaneros. Sin embargo, la falta de infraestructura física y tecnológica, así como fallas regulatorias en la competencia de los servicios logísticos (incluido por cierto el transporte) también puede afectar significativamente la competitividad del comercio, al incidir en el costo y la fluidez de los de bienes y servicios exportados, así como en los precios finales de los bienes y productos que la población consume.
Huelga decir, finalmente, que la multilateralización del comercio y otras actividades económicas no podría haberse dado sin el incremento y la consolidación de las rutas comerciales que las sustentan, las cuales a su vez, son el reflejo del desarrollo de infraestructuras, principalmente de transporte y telecomunicaciones, como de servicios logísticos, tanto nacionales como internacionales para la interconexión de los distintos mercados, aprovechando las economías de alcance y de red que hacen posible servicios rápidos, económicos y seguros.
Pese a estos planteamientos, la simplificación, estandarización y armonización de los distintos procedimientos, documentos, pagos y requerimientos técnicos que condicionan el movimiento de los bienes, servicios o de factores productivos entre países y que inciden en el costo final al consumidor, se han abordado de forma separada. Por un lado, aquellos que ocurren en el cruce de la frontera (facilitación comercial) y por otro, los que ocurren al interior del territorio nacional (regulación del transporte). Sin embargo, desde un punto de vista logístico, resulta difícil distinguir donde comienza y termina cada una de estas etapas, puesto que, en la actualidad, el suministro de insumos y partes es un flujo continuo entre los distintos componentes de la cadena de valor, la cual, a su vez, esta fragmentada espacialmente con encadenamientos tanto locales, regionales como globales, que pueden cruzar las fronteras en múltiples oportunidades hasta su exportación final.
En algunos ámbitos especializados se está comenzando a utilizar el término facilitación de la logística comercial, es decir la gestión del flujo de bienes, documentos y pagos relacionados en una operación logística tendiente a reducir los costos directos e indirectos. Si bien no es objetivo de este documento discutir la pertinencia de cambiar la nomenclatura de la facilitación, sí es importante tener presente como este nuevo enfoque amplía considerablemente el ámbito tradicional de la facilitación, al no solamente buscar un flujo expedito, confiable y seguro de la información comercial asociados al comercio internacional de bienes y servicios, sino también del funcionamiento de las infraestructuras de apoyo y las operaciones logísticas, incluyendo el transporte, sin hacer distinción entre las operaciones de cruce de fronteras, tránsito internacional o transporte local.
Una de las ventajas de esta nueva perspectiva de la facilitación, es que promueve el análisis integral del conjunto de procesos y requerimientos asociados en una operación de comercio internacional, buscando eliminar todas aquellas ineficiencias o sobrecostos que resten fluidez y competitividad, independientemente de si las ineficiencias son producto de fallas de infraestructura, documentales o técnicas. Este enfoque, va en línea con la propuesta de políticas integradas de logística y movilidad de la CEPAL (Jaimurzina, Pérez-Salas y Sánchez, 2016), que busca incrementar la coordinación y coherencia al interior del propio Estado y de sus países vecinos para la reducción de ineficiencias.
Del mismo modo, la lógica de la concepción de la logística moderna es integrativa. El enfoque tradicional de logística “internacional” separado de una “interna” lleva a confusión y a una toma de decisiones que pueden no ser proactivas al desarrollo sostenible. En cambio considerar a la logística y la infraestructura para el desarrollo y por ende al servicio del comercio y la producción, permite concebir la cadena de suministro en un continuo que resulta eficaz y eficiente, desde el origen hasta el destino internacional de los bienes y servicios que un país exporta. Este enfoque, además, apoya la idea de la transformación productiva y el desarrollo sostenible, pues la logística de carga como la movilidad de personas, son elementos fundamentales para alcanzar las metas de conectividad y accesibilidad vinculas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
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