LOS ACCIDENTES Y LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO

 LOS ACCIDENTES Y LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO


Cada año, en el mundo, millones de trabajadores sufren accidentes de trabajo que les producen lesiones de diversa gravedad: de carácter leve, grave (con o sin incapacidad permanente) y mortal. En cada uno de estos accidentes hay dolor físico y psíquico, pérdida de la capacidad de trabajo, preocupación y sufrimiento en la familia del accidentado y costes económicos para la empresa y la sociedad en general. 

Las personas trabajan para ganar su sustento y, a la vez, crean riqueza para los demás. Los accidentes de trabajo malogran estos dos propósitos porque incapacitan al trabajador para su trabajo, bien sea temporal o definitivamente, y dañan los bienes humanos y materiales de la sociedad. 

Por todo ello es necesario evitar los accidentes de trabajo, tarea ésta en la que tienen que participar todos: los trabajadores, los técnicos y directivos de las empresas, los gobiernos, etc., porque a todos afecta e interesa, pero sobre todo a los trabajadores que son los que sufren las peores consecuencias de los accidentes. Razones éticas, económicas y legales sustentan el creciente interés por evitarlos o reducirlos.


El primer paso para evitar los accidentes es conocer lo que son, en qué consisten.

¿QUÉ SON LOS ACCIDENTES DE TRABAJO?

Todos tenemos un concepto “natural” de lo que es un accidente de trabajo y si preguntásemos a distintas personas, la mayoría probablemente respondería que se trata de accidentes que producen lesiones y ocurren cuando se está trabajando. Esta idea de lo que es un accidente de trabajo coincide sustancialmente con la definición que da la legislación en la que, según el artículo 115 de la Ley de Seguridad Social, “se entiende por accidente de trabajo toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena”. Esta definición legal incluye tanto las lesiones que se producen en el centro de trabajo como las producidas en el trayecto habitual entre éste y el domicilio del trabajador. Estos últimos serían los accidentes llamados “in itínere”. Otras situaciones especiales que están incluidas en el concepto legal de accidente de trabajo son los accidentes que se sufren con ocasión del desempeño de cargos electivos de carácter sindical, actos de salvamento y de naturaleza análoga cuando tengan relación con el trabajo, enfermedades no consideradas enfermedades profesionales que contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo y las padecidas con anterioridad que se agraven como consecuencia de la lesión constitutiva del accidente. 

La anterior definición de accidente de trabajo es útil cuando el objetivo es reparar los daños personales causados por el accidente, pero no es apropiada cuando el objetivo es prevenirlo. Por ello los prevencionistas usan la siguiente definición de accidente de trabajo: “Accidente de trabajo es un suceso anormal, que se presenta de forma brusca e inesperada, normalmente es evitable, interrumpe la continuidad del trabajo y puede causar lesiones a las personas”. 

Desde un punto de vista preventivo, la lesión física puede no ir necesariamente asociada al accidente de trabajo, produciéndose en muchas ocasiones accidentes, llamados “blancos”, u otros incidentes que, sin generar lesiones, ocasionan daños materiales o alteran la secuencia normal de desarrollo del mismo, llegando incluso a detenerlo. Así, por ejemplo, las averías se caracterizan porque son incidentes que acontecen sin haberlo previsto, alterando el proceso productivo, y se diferencian de los accidentes en que en aquéllas no tiene por qué existir potencialidad lesiva sobre las personas. Así, el mantenimiento preventivo tiene por objetivo principal evitar averías, a diferencia de la seguridad en el trabajo que tiene por objetivo principal evitar accidentes, aunque ambas disciplinas tengan puntos de coincidencia y de mutua interrelación.


Accidentes de trabajo y otros tipos de daños

El concepto prevencionista de accidente de trabajo es bastante fácil de entender si no se intenta profundizar más sobre su significado. No obstante, cualquier trabajador conoce que las lesiones o daños que puede sufrir en su trabajo son muy variados y no siempre se les llama accidente de trabajo. Es el caso de las enfermedades que se contraen en el trabajo y que se van agravando poco a poco si se sigue estando expuesto a condiciones ambientales agresivas. Existe un listado oficial de enfermedades profesionales catalogadas legalmente como tales, derivadas de la exposición a determinados contaminantes físicos, químicos y biológicos. También es el caso de las molestias y fatigas superiores a lo tolerable que, no produciendo enfermedad aparente, causan daño y malestar continuo en la realización del trabajo y al cabo de cierto tiempo, si no se adoptan soluciones, acabarán por generar también lesiones. 

Así pues, como este libro va a tratar sólo de los accidentes de trabajo y de la prevención, habrá que diferenciar claramente este tipo de lesiones de las otras que se producen como consecuencia del trabajo. 

Para diferenciar los accidentes de trabajo de las otras agresiones a la salud y bienestar de los trabajadores como consecuencia de su trabajo, nos fijaremos en la “agresividad” del agente material y en la inmediatez con que se materializa el daño. Así, se tienen agresiones que, como se ha dicho, causan malestar, insatisfacción u otros daños inespecíficos y que, aun prolongándose en el tiempo, no generan lesiones físicas o psíquicas o, si las generan, la relación causa-efecto no es fácilmente demostrable. 

Otras formas de agresión, cuando se repiten a lo largo de un determinado periodo, acaban produciendo enfermedades perfectamente diagnosticables (por ejemplo, las enfermedades profesionales). Tal es el caso de la inhalación repetida de polvo de sílice (silicosis) o la exposición a plomo durante cierto tiempo (saturnismo) o la exposición prolongada a niveles de ruido elevados (sordera profesional), etc.

Características esenciales de los accidentes de trabajo

Por último, hay agresiones que, actuando sólo una vez o en un plazo de tiempo muy corto, producen lesiones perfectamente identificables de carácter leve, grave o mortal: este tipo de agresiones son los accidentes de trabajo. Es precisamente la conjunción de los diferentes factores de riesgo de manera simultánea lo que caracteriza la generación de los accidentes de trabajo. Puede ser que se generen determinados sucesos iniciales o fallos que no provoquen por sí mismos accidentes, pero en un momento determinado, al simultanearse además determinadas circunstancias, actuaciones o fallos, el proceso secuencial de desencadenamiento del accidente termina por completarse. 

También puede suceder que el daño o la lesión última no se produzcan en el mismo instante de producirse el accidente, pero en todo caso el tiempo transcurrido es siempre corto. Por ejemplo, tras una caída de altura el trabajador puede sufrir una lesión muy grave y fallecer al cabo de unos días.


Es interesante diferenciar los accidentes de trabajo de los otros tipos de lesiones porque la forma de evitarlas y en particular las estrategias preventivas de actuación pueden ser particulares para cada una de ellas.

Patología de los accidentes de trabajo

Los accidentes de trabajo producen lesiones que pueden manifestarse de diferentes formas y tener distinta gravedad, aunque también un accidente de trabajo puede dar ocasión a una enfermedad, por ejemplo: un pinchazo (lesión) con una aguja infectada puede inocular el virus de la hepatitis. Los accidentes constituyen la patología específica aguda o sobreaguda del trabajo. Las lesiones pueden clasificarse en: psíquicas, sensorialmente dolorosas, funcionales o estructurales y, en último término, mortales. Las lesiones psíquicas pueden ser muy variadas en función de las circunstancias del accidente y de la personalidad de las víctimas. Las lesiones sensorialmente dolorosas suelen ir acompañadas de una vivencia emocional desagradable. Las lesiones funcionales constituyen trastornos en las funciones fisiológicas, normalmente derivadas del impacto energético asociado al accidente y suelen ir asociadas a lesiones estructurales, por alteraciones anatómicas ante la limitada resistencia del cuerpo humano, que se manifiestan a través de fracturas, amputaciones, heridas y contusiones, entre otras. La muerte es el último desenlace de una lesión funcional o estructural al afectar a órganos y funciones vitales críticas. También existe un número elevado de patologías que, sin ser traumáticas, son consideradas accidentes de trabajo, como, por ejemplo, los sobreesfuerzos, forma de accidente mayoritaria en nuestro país, y las intoxicaciones agudas o las electrocuciones, de muy baja incidencia.

Interés preventivo de los accidentes e incidentes

Los accidentes de trabajo con lesión y en general todos los incidentes con potenciales daños físicos tienen un interés preventivo y por tal motivo conviene que sean analizados para evitar su repetición. En todo caso, el accidente, sea del tipo que fuere y al margen de la lesión o daño físico que genere, casi siempre ocasionará pérdidas. Evidentemente las pérdidas serán mayores cuanto mayor sea la gravedad de las lesiones físicas, la importancia de los daños materiales o en último término la repercusión en el proceso productivo o servicio prestado. Tengamos en cuenta que, independientemente de las lesiones físicas, los daños que pueden generar los accidentes de trabajo, sin entrar en detalle en los aspectos de sus costes, que se tratarán en el próximo capítulo, pueden clasificarse esquemáticamente en: pérdidas temporales, pérdidas energéticas y daños materiales propiamente dichos. 


Las pérdidas temporales representan los tiempos previstos para el desarrollo de un trabajo. Por ejemplo, retrasos por alargamientos imprevistos de los tiempos programados y los paros indeseados. Las pérdidas energéticas representan aquellos escapes libres energéticos, incontrolados y también inútiles para el trabajo, por ejemplo una fuga de vapor a alta presión o la rotura y proyección del disco abrasivo de una muela esmeril. Finalmente, los daños materiales propiamente dichos representan los deterioros de materiales, productos, instalaciones o equipos al sufrir un impacto energético sobre los mismos. 

De la definición técnica de accidente de trabajo hay que destacar el término “evitable”, que aparentemente pudiera parecer que es obvio, cuando precisamente los tópicos culturales que pesan sobre los accidentes de trabajo han asumido erróneamente que, en ocasiones, el infortunio, la mala suerte e incluso las personas predispuestas estaban en su origen. 

Admitir que los accidentes de trabajo son evitables es admitir las bases de trabajo de una seguridad científica, por la cual con métodos y estrategias adecuadas, partiendo del principio de multicausalidad de los accidentes, se podrá actuar de forma eficaz para lograr niveles de riesgo tolerables. Se tratará al menos de garantizar que determinados accidentes y las situaciones de riesgo que las generan desaparezcan, para tolerar solamente aquello que potencialmente pueda ocasionar daños de muy poca consideración.



¿Qué es un Accidente de Trabajo?

Según la Ley 1562 de 2012, Artículo 3: «Es accidente de trabajo todo suceso repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo, y que produzca en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional o psiquiátrica, una invalidez o la muerte.


Es también, accidente de trabajo aquel que se produce durante la ejecución de órdenes del empleador o contratante, o durante la ejecución de una labor bajo su autoridad, aún fuera del lugar y horas de trabajo. 

Igualmente, se considera accidente de trabajo el que se produzca durante el traslado de los trabajadores o contratistas desde su residencia a los lugares de trabajo o viceversa, cuando el transporte lo suministre el empleador.

También se considerará como accidente de trabajo el ocurrido durante el ejercicio de la función sindical aunque el trabajador se encuentre en permiso sindical siempre que el accidente se produzca en cumplimiento de dicha función. 

De igual forma, se considera accidente de trabajo el que se produzca por la ejecución de actividades recreativas, deportivas o culturales, cuando se actúe por cuenta o en representación del empleador o de la empresa usuaria cuando se trate de trabajadores de empresas de servicios temporales que se encuentren en misión.»

Por ejemplo: 
  • Fractura por caída, al limpiar los vidrios de la empresa. 
  • Corte en mano, cuando manipulaba herramienta manual. 
  • Quemadura en la piel, cuando manejaba productos químicos.

IMPORTANCIA DE LOS ACCIDENTES DE TRABAJO 

Para tener una idea de la importancia de los siniestros laborales habrá que conocer su número y gravedad, y para ello hay que recurrir a las estadísticas. 

    Las agresiones que causan malestar e insatisfacción en el trabajo, pero que no producen lesiones o enfermedades profesionales evidentes, son muy difíciles de contabilizar y no existen estadísticas sobre ellas, salvo lo recogido en las Encuestas Nacionales de Condiciones de Trabajo que realiza periódicamente el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) y en las que se recoge la opinión de los trabajadores sobre su percepción de los daños derivados del trabajo. 

Los procesos patológicos denominados “enfermedades profesionales” sí están contabilizados estadísticamente. A la hora de realizar un análisis de la evolución de las enfermedades profesionales debemos tener en cuenta dos hechos jurídicos fundamentales, que han influido tanto en el número de enfermedades declaradas como en la clasificación de las mismas: 
  • La publicación del Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la SS y se establecen criterios para su notificación y registro. 
  • La publicación de la Orden TAS/1/2007, de 2 de enero, por el que se establece el modelo de parte de enfermedad profesional, dicta normas para su elaboración y transmisión y crea el correspondiente fichero de datos personales. Según datos del Observatorio de enfermedades profesionales del Ministerio de Trabajo e Inmigración, podemos observar un incremento en el número de enfermedades laborales durante el período 2000-2005 para luego disminuir en 2006 y 2007. En 2009 el número de enfermedades profesionales disminuyó en 1850 casos con respecto a 2008, situándose en 16.850 casos. 
Debido a que la enfermedad profesional tiene una evolución lenta y no siempre es fácil diagnosticar sus causas, muchas enfermedades comunes posiblemente sean en realidad enfermedades de origen laboral, con lo que las cifras anteriores serían mayores.

Los accidentes de trabajo son, según las estadísticas, la causa más importante de daños a la salud que sufren los trabajadores como consecuencia de su trabajo, no obstante hay que tener en cuenta que se producen un gran número de daños a la salud no registrados, porque legalmente no se reconocen como tales, como la patología laboral de tipo psicológico. En el periodo comprendido entre los años 1997 y 2009 el promedio anual de accidentes de trabajo con baja ha sido de 866.350, de los cuales 11.302 tienen carácter grave o mortal. No menos importantes son las cifras de accidentes de tráfico y accidentes domésticos o en actividades de ocio.

Tales datos de siniestralidad evidencian la necesidad de actuar prioritariamente en la prevención de los accidentes de trabajo, como primer paso para la mejora de la salud de los trabajadores, ya que son los que ocasionan los daños demostrables más cuantiosos a pesar de que las causas que los originan pueden pasar inadvertidas y no ser molestas.

Relación de proporcionalidad entre accidentes e incidentes

Hay que tener en cuenta que los accidentes de trabajo con baja constituyen sólo una parte del conjunto de accidentes de trabajo que suceden en nuestro país. El conjunto de accidentes de trabajo sin baja pero con lesión es muy superior, aunque no se disponga de datos precisos sobre su magnitud. Viene a ser como la punta de un iceberg, en donde es mucho más grande lo que está escondido que lo que salta a la vista.


Un estudio histórico, como el realizado por Bird en EEUU (1969), establecía, siempre con un valor orientativo, que la relación de proporcionalidad entre accidentes era la siguiente: Por cada accidente con lesión grave se producen 10 accidentes con lesiones leves, 30 accidentes con daños a la propiedad y 600 incidentes (cuasi accidentes) sin daños ni pérdidas visibles. El estudio de Bird se basó en el análisis de 1.753.498 accidentes notificados por 297 organizaciones en EEUU representando a 21 tipos distintos de establecimientos y con 1.750.000 trabajadores que representaron más de 3.000 millones de horas trabajadas durante el periodo analizado. 

Por su parte Tye/Pearson (1974-75), basándose en un estudio de casi 1.000.000 de accidentes en la industria británica, obtuvieron la siguiente relación: por cada accidente mortal o con lesión grave se producen 3 accidentes leves con ausencia del trabajo de al menos tres días, 50 lesiones que requieren primeros auxilios, 80 accidentes con daño a la propiedad y 400 incidentes sin daños ni lesiones. 

    Aunque esta relación sea diferente según sea el autor que la proponga, en común se evidencia la importancia del conocimiento del cuantioso número de incidentes que acontecen en las empresas con limitada cultura preventiva, y con ello debería poder modificarse otro de los tópicos erróneos existentes, que es el de creer que “no hay o hay muy pocos” accidentes e incidentes. 

Es ignorancia lo que encubre tan desacertada opinión, que no sólo no favorece la prevención de riesgos laborales, sino que además dificulta el desarrollo de una cultura de calidad y de trabajo bien hecho en las empresas. Por otra parte, y dado que en realidad el accidente de trabajo no es más que la materialización de una situación potencial de riesgo, cabe afirmar que sólo actuando de forma clara y contundente para minimizar el número de incidentes mediante una coherente política preventiva se evitarán los accidentes con lesión y, con mayor efecto, los accidentes con incapacidad laboral. El que muchas empresas se planteen en su política preventiva no tener accidentes de trabajo es la evidencia de que es posible evitar totalmente los accidentes de cierta importancia, lo que no es difícil si se actúa correctamente.




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